Permuy, responsable de Recursos Internos del Concello de Lugo, estaba de baja desde marzo debido a una prolongada enfermedad. Su vinculación al deporte y la sanidad era notable, siendo muy conocido en la comarca por su trayectoria como árbitro de balonmano. Llegó a arbitrar en la máxima categoría española y a nivel internacional. Tras retirarse de la actividad arbitral, continuó vinculado desde la gestión, ocupando los cargos de presidente del Comité Gallego de Árbitros de balonmano y posteriormente del Comité Nacional.
Además, disputó numerosos partidos como jugador en la comarca antes de dedicarse al arbitraje. Dejó esposa, una hija y un hijo, Jacobo, a quien transmitió su pasión por el balonmano. Jacobo, también árbitro y jugador del equipo sénior del Balonmán Viveiro, sufrió igualmente la pérdida, que se hizo sentir en dicho club.
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